John Stott: Creer es también pensar
Resumen del post:
Este breve libro es un combustible que inflamará el deseo de conocer y adorar a Dios en forma profunda.
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Fecha:
08 octubre 2014, 02.41 PM
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Autor:
Pablo Sánchez Márquez
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Publicado en:
Comentario de libros
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John Stott: Creer es también pensar
Este breve libro es un combustible que inflamará el deseo de conocer y adorar a Dios en forma profunda.
Creer es también pensar: la importancia de la mente en la vida del cristiano. John Stott. Editorial Certeza Argentina, 80 páginas.
«La letra mata». Así me replicó una amiga cuando le comenté mi intención y ánimo de estudiar la Biblia más a fondo. Por intuición me pareció que su reacción era incorrecta, pero no pude darle argumentos de fondo que la convencieran de su error.
John Stott fue un brillante escritor que podía transmitir en forma comprensible y práctica verdades teológicas profundas. Algunos creerían que era un académico ausente del cálido ambiente cristiano común, pero no: fue el comprometido pastor de la iglesia anglicana All Souls en Londres que, junto a Billy Graham —su amigo de toda la vida—, lideró convenciones mundiales sobre evangelismo y misión. Todos sus libros tienen ese sello de profunda doctrina cristiana y ferviente cuidado pastoral del alma.
Su libro Creer es también pensar es una muestra más de esa visión elegante y equilibrada. En él no sólo establece las bases bíblicas de la importancia del uso de la mente, sino que va desde los planteamientos doctrinales (que son importantes) a la práctica de la vida cristiana.
Desarrollando las doctrinas de la Creación, la Revelación, la Redención y el Juicio, Stott contesta la pregunta: «¿Por qué usar nuestra mente?»
Algunas de sus conclusiones son estremecedoras: «Dios se ha revelado por medio de palabras a mentes. Su revelación es una revelación racional a criaturas racionales. Nos toca recibir su mensaje, aceptarlo, tratar de entenderlo y relacionarlo con el mundo en que vivimos».
La relevancia del uso de nuestro intelecto en la vida cristiana práctica también se aborda con un importante énfasis, lo que se demuestra al ocupar el capítulo más extenso del libro. En el capítulo 4, Stott da a conocer 6 áreas de la vida cristiana; a saber: el culto cristiano, la fe, la santidad, la dirección de Dios, la evangelización y el ministerio cristiano, esferas «cada una de las cuales no podría existir sin el empleo adecuado de la mente».
Es una bendición tener la convicción de que «Dios nos guiará al conocimiento de su voluntad por medio del empleo de nuestro propio entendimiento, alumbrado por la Escritura, la oración y el consejo de hermanos».
«Con todo nuestro ser» —el último capítulo del libro— demuestra mediante las Escrituras que el conocimiento de Dios nos debe llevar a una ferviente y profunda adoración. Nos asombramos, y exclamamos junto a San Pablo: «¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!» (Ro 11:33) Por eso «debemos evitar tanto la teología sin devoción, como la devoción sin teología».
Este breve libro es un combustible que inflamará el deseo de conocer y adorar a Dios en forma profunda. El alcance de sus consecuencias será impredecible para un cristiano que desee ver a Dios y postrarse ante Él por lo que es y lo que ha hecho por nosotros.
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