Estudios Evangélicos

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Espiritualidad reformada holandesa: Una introducción a las raíces espirituales de Abraham Kuyper

El fin principal de la teología reformada no está centrado en la gloria de los hombres, sino en la gloria Dios. A partir de esto, el calvinista busca glorificar a Dios en la medida que se goza en Él. Dicho esto, la teología cristiana reformada puede ser comprendida correctamente cuando se aprecia como una teología experiencial, es decir, una teología para la vida que está enraizada y regulada por la Palabra de Dios: la Biblia.

Al decir una teología para la vida, nos referimos principalmente a que Dios debe ser glorificado en: 1) todas las áreas de la sociedad o del orden creacional y, 2) en la vida del hombre. De hecho, una verdadera reforma de la sociedad es un fruto de un corazón redimido por el Evangelio de Cristo.

La reforma de la iglesia y sociedad, como consecuencia de una reforma del púlpito, fueron los frutos que cosecharon las iglesias evangélicas y calvinistas en los distintos lugares donde las semillas de una predicación y adoración bíblica fueron sembradas.

Estas reformas se consolidaron a través de la diversidad y unidad de las iglesias reformadas tanto en el viejo, como en el nuevo continente [I]. Esta consolidación de la doctrina y práctica calvinista se vio reflejada en distintos grupos, como por ejemplo los puritanos ingleses y escoceses que trabajaron en sus respectivos contextos geográficos para plantar iglesias, construir escuelas y fundar espacios de formación teológica como la Universidad de Edimburgo en Escocia, o en el caso de los puritanos que emigraron hacia Nueva Inglaterra para fundar Harvard y Princeton. De esta manera, la ortodoxia evangélica no solamente bendijo a las iglesias, sino también a la sociedad en general.

Sin embargo, hay dos movimientos que necesitan ser estudiados en nuestros seminarios e iglesias hispanohablantes para tener una comprensión más holística de lo que significa glorificar a Dios en todas las áreas de la vida. Ambos movimientos se desarrollaron en las tierras bajas, con el deseo de ver al Dios Altísimo obrando en las familias, iglesias y sociedad de Holanda. Estos dos movimientos fueron la Nadere Reformatie (del holandés que significa “Segunda Reforma o Reforma más íntima”) y el neo-calvinismo holandés [II].

La Nadere Reformatie comenzó alrededor del 1600 y se extendió hasta mediados del siglo XVIII [III]. Dentro de los distintos motivos que ayudaron a desarrollar este movimiento, podemos mencionar los dos siguientes: 1) El primero fue la conexión que existió con otros grupos reformados, tales como los ya mencionados puritanos ingleses y los covenanters (pactantes) escoceses. De hecho, muchos libros de calvinistas ingleses y escoceses fueron traducidos al holandés, donde William Ames (1576-1633, quien fue discípulo de uno de los padres del puritanismo inglés, William Perkins), fue un importante nexo entre la teología reformada de Inglaterra y Holanda. Es importante destacar que su libro The Marrow of Theology (La Médula de la Teología, 1629) comienza con la frase que resume fielmente el propósito de la teología reformada: “Theologia est doctrina Deo vivendi – La Teología es la doctrina de vivir para Dios” [IV].

El segundo factor que impulsó a continuar con la reforma fue el nominalismo eclesiástico que existía en la población neerlandesa. Hacia fines del siglo XVII, un buen porcentaje de la población eran miembros de la Iglesia Reformada Holandesa, sin embargo, la mayoría de ellos lo era solo de manera nominal. Parecía ser que muchos estaban inclinados a vivir más para esta vida que para la vida venidera. Jodocus van Lodenstein (1620-1677), uno de los distintos representantes de este movimiento decía que el nominalismo que se daba en la Iglesia reformada era “cien veces peor que el papado, porque la luz que ella tenía no le daban un correcto uso”, además de ser una iglesia “más deformada que reformada” [V].

Ante este panorama, los ministros reformados hicieron un fuerte llamado a la santificación, es decir, la Reforma debe ser vivida. La meta de la segunda reforma holandesa era unir la doctrina (leer) con la vida (leven). Esta reforma evangélica no rechazó los fundamentos esenciales y teológicos de la fe cristiana. La Nadere Reformatie no fue una reforma contra el dogma cristiano y protestante, sino todo lo contrario, ella apreciaba el desarrollo teológico confesional. Los teólogos y pastores reformados de ese movimiento hicieron un fuerte llamado a que la dogmática ortodoxa debía ser vivida en la vida personal y aplicada en la sociedad. La fe cristiana era doctrina para toda la vida.

Dentro de los representantes de este movimiento, podemos destacar a Willem Teellinck (1579 – 1629), Gisbertus Voetius (1589 -1676), Herman Witsius (1636 -1708), Wilhelmus à Brakel (1635-1711), y finalmente al predicador y teólogo escocés Alexander Comrie (1706-1774).

Los escritos de este último, Alexander Comrie, ejercerán posteriormente una importante influencia en un ministro reformado que experimentó una conversión mientras pastoreaba una congregación de humildes calvinistas holandeses. De hecho, una mujer de avanzada edad le ayudó a encontrar la espiritualidad viva de la teología ortodoxa a través de los escritos de la Nadere Reformatie. Este pastor protestante necesitaba tener un verdadero encuentro con el Cristo de las Escrituras, y así, ser libre del Cristo liberal y modernista que había aprendido durante su formación teológica en la Universidad de Leiden. Este pastor fue Abraham Kuyper (1837-1920), uno de los líderes del segundo movimiento que mencioné anteriormente: el neo-calvinismo holandés.

¿Cuál era la meta del neo-calvinismo de Kuyper, y de su colega Herman Bavinck (1854-1921)? En pocas palabras, recuperar y aplicar la visión y confesionalidad del viejo calvinismo dentro de los desafíos que planteaba el nuevo contexto social de la modernidad. Ante el liberalismo y moralismo teológico que se infiltraban en las iglesias y universidades holandesas, Kuyper se levantó para decir que todo el orden creacional debía reflejar el fin por el cual fueron creados: la gloria de Dios. Una frase que resume la cosmovisión reformada del neo-calvinismo nace justamente en la Universidad fundada por el propio Abraham Kuyper. En octubre de 1880, en plena inauguración de la Universidad Libre de Amsterdam, Kuyper declaró que “no hay una pulgada cuadrada en todo el campo de la existencia humana sobre la que Cristo, que es Señor sobre todo, no clame “¡mío!”” [VI].

Al ser fieles al viejo espíritu reformado, Kuyper y Bavinck trabajaron para desarrollar una cosmovisión calvinista que diera respuestas sólidas al espíritu revolucionario e incrédulo de la modernidad europea. La sociedad del siglo XIX y XX era muy distinta a la del siglo XVI y XVII de la Nadere Reformatie. Las nuevas ideas filosóficas a las que se enfrentaban Kuyper y Bavinck eran distintas a las que se enfrentaba Calvino y Comrie, sin embargo, estas cuatro personas, de contextos históricos y sociales totalmente distintos, entendieron que el problema del hombre era el mismo y, por lo tanto, la única solución al corazón del hombre y de la sociedad estaba en el Evangelio. Es por eso que ninguno de ellos tranzó las doctrinas fundamentales de la fe Evangélica. Kuyper, al no encontrar gozo ni vida en el liberalismo teológico, entendió que para desarrollar una cosmovisión consistente con el Evangelio, debía ser fiel a las Escrituras, y en su caso particular, a la confesionalidad reformada.

Esta cosmovisión cristiana no solamente lo llevó a fundar una Universidad, sino también a fundar el primer partido político de Holanda (el partido Anti-revolucionario), a escribir sobre ciencia, cultura y teología, llegando incluso a ser Primer Ministro de Holanda. ¿Cuál fue el motor que inspiró a Kuyper a trabajar para que la bandera de Jehová flameara en cada esfera de la sociedad?

La respuesta a esta pregunta la encontramos en un elemento clave de la teología de Alexander Comrie -como un representante de la Nadere Reformatie – de Abraham Kuyper – como representante del neo-calvinismo- y también de todo el cristianismo evangélico. A pesar de la diversidad y distintos énfasis que encontramos en estos dos (y varios) grupos reformados, hay un elemento común entre ellos, que sin lugar a dudas es el “latido del corazón” de la Teología Reformada: la Piedad [VII].

La piedad, que es el pensar, sentir y actuar de acuerdo a la Palabra de Dios y del Espíritu Santo, tiene como propósito principal la Gloria de Dios y la edificación de la Iglesia. Una vida de piedad abraza la Gracia y Ley del Señor, es decir, por pura Gracia ama Dios y a ama a su prójimo al servir en las distintas vocaciones que el Señor le ha llamado.

La Iglesia Reformada, al amar la Gloria de Dios por sobre todas las cosas, ha abrazado una verdadera doctrina de la piedad, pero también ha rechazado categóricamente cualquier distorsión de la piedad, condenando de esta manera la apariencia piedad o “la piedad por la piedad”. Esa falsa piedad que se desarrolla cuando hacemos un mal uso del estudio teológico, y lo usamos para glorificar nuestros propios nombres y alimentar nuestro orgullo. Que incluso por más que utilicemos frases piadosas de antiguos pastores o teólogos, la falsa piedad será notoria cuando nuestras intenciones y obras se dirijan a dañar la Iglesia de Cristo.

Al ser entonces la piedad un elemento esencial de la tradición reformada, no debería sorprendernos que Abraham Kuyper haya escrito un libro devocional titulado “La Práctica de la Piedad”. De hecho, uno de los aspectos de la espiritualidad de Kuyper se vio reflejado en que cada domingo escribía un devocional para edificar a iglesia de Cristo. Estos devocionales se distinguían de sus escritos científicos, políticos y teológicos en que fueron escritos con un lenguaje que todos podían entender. Esta tarea la desarrolló desde los comienzos del 1870 hasta los días previos a su muerte en 1920. De hecho, el ser Primer Ministro de Holanda no fue un impedimento para seguir escribiendo acerca de la comunión íntima y viva que cada cristiano debe experimentar con el Dios Trino [VIII]. Esto nos lleva a reflexionar que la buena teología y práctica de Kuyper fueron los resultados de una verdadera conversión a Cristo. Esta conversión fue producida solamente a través de la Obra del Espíritu Santo, la cual nos lleva a desear estar “más cerca de Dios” (este fue el título de otro de sus libros devocionales), y que en el caso de Kuyper, lo llevó a reformar su vida y teología, para así ser un instrumento en las manos de Dios para reformar la sociedad.

El ejemplo de la Nadere Reformatie, y del neo-calvinismo de Kuyper, nos enseñan que el deseo de ver todas las áreas redimidas para la gloria de Dios nace de vidas fundamentadas en la Palabra de Dios y que, a la vez, viven aquello que confiesan, desarrollando al mismo tiempo una espiritualidad sana que se refleja en un hambre por buscar el rostro de Dios.

Antes de terminar, quisiera que pudiésemos meditar en un extracto de uno de los miles de escritos devocionales que dejó Kuyper. A quienes personalmente suscribimos a la tradición cristiana reformada, nos haría bien reflexionar en las palabras que reflejan la espiritualidad de la Nadere Reformatie y del neo-calvinismo de Kuyper y Bavinck.

“La Iglesia de Jesucristo”

Una fe profunda y viva en el Pacto de Dios es el fundamento de nuestra quietud, vigilancia, de nuestro esperar paciente y de nuestro trabajo.

Porque incluidos están en el pacto de Dios todos los escogidos que serán traídos al rebaño, aunque ahora ellos sean unos borrachos o ladrones, o personas que con su auto-justicia rechacen la verdad. Ellos están destinados a ser salvos; y es a través del ministerio de la iglesia que ellos deber ser traídos a la luz y enseñados en la verdad.

Esta única confesión, de que Dios es Dios, y de que él traerá a los suyos, nos hace pacientes al soportar las imperfecciones de la iglesia, ya que Él ha visto oportuno poner esa cruz sobre ti. Y eso también nos mantiene humildes ante Él, al confesar nuestra propia culpa. “El pecado de la iglesia es también mi pecado. Yo, así es, especialmente yo tengo la culpa”.

Ninguno de nosotros entonces culpe al mundo o a la indiferencia de los compañeros cristianos por los males de la iglesia, diciendo: “¡Yo soy un trabajador celoso en la viña del Señor! ¡Yo no soy culpable de esta frialdad e indiferencia! ¡Yo debería liderar el camino a la perfección!”

Esa actitud de “más santo que tú” es pecaminosa y abominable.

[-]

Es evidente entonces, que no puede haber un verdadero celo por la iglesia sin una guerra espiritual contra el pecado.

Celo por la iglesia, por más piadoso que parezca, es hipocresía abominable si va de la mano con un descuido de la guerra espiritual contra los enemigos de Dios, como el mentir, la inmundicia, la auto-justicia y los corazones fríos.

Hay algunos que pretenden ser fieles atalayas sobre los muros de Sión, pero guardan tales pecados en sus corazones, o los pasan por altos en sus hijos o en los miembros de la iglesia.
Ellos son infieles.

Porque ellos permiten que el enemigo juegue libremente adentro. ¡Ellos gritan contra los peligros del lobo que aúlla ahí afuera de las paredes, mientras una manada de lobos está ocupada devorando a los ovejas por dentro!
Esto no es una verdadera devoción por la causa de Cristo. Ni tampoco revela una verdadera fe.

¿Eres tú un celoso con gran entusiasmo por la iglesia, mientras descuidas los males que se arrastran en tu casa, tus amistades, tu vida social y lo peor de todo descuidando luchar tus propias batallas espirituales? Entonces tú eres una mentira viviente.

Si nosotros peleamos por la iglesia de Cristo y descuidamos el mal dentro de nuestros corazones, a pesar de que los hombres puedan intentar justificar tal acción, incurrimos en el juicio de Dios.

Cuando reconocemos nuestra propia culpa, [y] reconocemos la justicia de la acusación contra nuestro falso celo, entonces se nos asegura el perdón.

Cada uno se debe preguntar a sí mismo: ¿Fluye mi celo por la iglesia desde la batalla interior contra el pecado y Satanás?” [IX]

[…]

Así hablaba Kuyper. El lector que ha estudiado algunas obras calvinistas podrá notar la semejanza de estilo que existe entre él y los puritanos. Más allá de estar completamente de acuerdo con los puritanos o con Abraham Kuyper, podemos ver en ellos el corazón de la espiritualidad cristiana, y en este caso, reformada. No importa el aspecto que destaquemos de las distintas tradiciones cristianas, mientras exista una sana piedad, el Señor nos utilizará para edificar la Iglesia de Cristo y vivir para su Gloria en la medida en que nos seguimos gozando en Él. “En tu presencia, hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra”.

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Notas

[I] Por ejemplo, podemos identificar el propio periodo propio de los Reformadores, donde la confesionalidad reformada sería posteriormente consolidada en el periodo temprano, alto y tardía de la ortodoxia protestante, como bien lo describe Richard Muller en Post-Reformation Reformed Dogmatics. The Rise and Development of Reformed Orthodoxy, ca. 1520 to ca. 1725., Second Edition, Volume One. Prolegomena to Theology, Four vols. (Grand Rapids: Baker Academic, 2003).
[II] No confundir con el New Calvinismo o Nuevo Calvinismo.
[III] Joel Beeke, «The Dutch Second Reformation (Nadere Reformatie)», Calvin Theological Journal, 1993.
[IV] Ames, W. The Marrow of Theology. Grand Rapids, Michigan. Baker Books. Translated from the Third Latin edition, 1629.
[V] Joel Beeke, «The Dutch Second Reformation (Nadere Reformatie)», 312.
[VI] Ver el discurso de la “Soberanía de las Esferas” en http://estudiosevangelicos.org/soberania-de-las-esferas/
[VII] Ver Joel Beeke, Piety: The Heartbeat of Reformed Theology (Phillipsburg: Presbyterian and Reformed, 2015). Ian Hamilton, What is Experiential Calvinism? (Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2015).
[VIII] Abraham Kuyper, Honey From the Rock: Daily Devotions from Young Kuyper (traducido por James de Jong, Lexham Press: Bellingham, 2018),, xiii.
[IX] Extracto de Abraham Kuyper, The Practice of Godliness (Ann Arbor: Baker Book House, 1977), 56-60.