Estudios Evangélicos

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Foro sobre educación, junto a Luis Pino y Tomás Recart

En “Educación: ¿Qué está mal? ¿Qué se puede hacer?” participaron Manfred Svensson, Tomás Recart y Luis Pino. Los tres exposiciones pudieron exponer sus perspectivas y responder preguntas de los asistentes.

El 26 de junio de 2013, mismo día de la movilización convocada por el movimiento estudiantil, los pastores Cristóbal Cerón (de Iglesia Santiago Apóstol) y Jonathan Muñoz (de Iglesia UNO), organizaron un foro para discutir sobre este tema. La actividad se realizó de 20:00 a 22:00 horas, en el Teatro Ictus, Sala La Comedia (Merced 349, Barrio Lastarria).

El foro: “Educación: ¿Qué está mal? ¿Qué se puede hacer?” convocó alrededor de 80 personas,  participaron como panelistas a Manfred Svensson (Universidad de Los Andes), Tomás Recart (Enseña Chile) y Luis Pino (Colegio Andino Antuquelén). Cada uno presentó su visión de la problemática nacional, posibles soluciones y un desafío a los creyentes a tomar parte activa e intencional desde sus respectivas vocaciones. Finalmente, pudieron responder preguntas de los asistentes.

Aquí la declaración conjunta de los organizadores, publicada en el grupo de Facebook.

«Queremos animar a los asistentes y a otros interesados a seguir pensando, orando y trabajando en relación con esta esfera de la vida. A continuación compartimos con ustedes algunos de los énfasis que hubo en este foro.

Creemos que no es maduro simplificar el diagnóstico que aqueja a la educación chilena. Si bien hay elementos evidentes que muestran la necesidad de cambios profundos, también se manifestó una preocupación por definir conceptos importantes (“calidad”, “público”, “lucro”, “universidad”, “laica”, entre otros) y no generalizar las problemáticas que enfrenta cada estamento de la estructura educativa (ya que las necesidades y soluciones para la educación pre-escolar no necesariamente serán las de la educación universitaria y/o de la escolar). Como cristianos que por largo tiempo han estado ausentes de la reflexión sobre estos temas, creemos que nuestro deber no es hacer declaraciones apresuradas sobre el tema, sino escuchar las demandas, sopesar la justicia que hay en ellas, reconocer la complejidad de muchos problemas y sumar a otros al trabajo.

El reconocimiento de la complejidad de los problemas no tiene, sin embargo, por qué llevar a minimizarlos o a volver menos crudo nuestro diagnóstico: la crisis en la educación refleja y perpetúa injusticias graves, y la respuesta de los cristianos no debe excluir la reflexión sobre los contenidos enseñados, ni las diversas estructuras de la sociedad que influyen sobre la educación, ni la consideración del corazón de los involucrados.

Estamos conscientes de que todo cambio en la sociedad parte por la transformación del individuo. Desde los que están en posiciones de poder gubernamental, a los que están enseñando en la sala de clases, pasando por el alumno y sus padres. Todos -de alguna u otra manera- son responsables de la actual crisis producto de su desinterés, ambición personal, poco sacrificio o incomprensión de lo que está en juego. Toda solución debe considerar que se está buscando trabajar con seres humanos (nosotros mismos) reticentes al cambio y que no tienden naturalmente al amor al prójimo.

Pero la educación no es algo que existe en el aire ni solo en los corazones, sino que depende y retroalimenta factores externos a ella. Un ejemplo elocuente es la segregación existente en nuestra ciudad. Los cristianos pueden disentir respecto de cómo responder a tales problemas sistémicos, pero pueden afirmar en conjunto la gravedad de los problemas y el hecho de que una respuesta cristiana no se limita a la preocupación por los contenidos enseñados.

Sean cuales sean los caminos a los que como grupos o personas estamos llamados, creemos que podemos extendernos mutuamente la invitación a escuchar y hacernos parte de este problema de nuestro país, a ser cristianos que con convicción de urgencia mantienen el centro de su misión, a ser creyentes que saben que sólo mediante un esfuerzo intencional lograrán que su fe y su trabajo se entrecrucen. Desde distintas posiciones políticas, desde distintas miradas de nuestro pasado y a veces también distintas esperanzas respecto del futuro, debemos ser capaces de traspasar a otros el amor por la educación. Creemos que no hay un centímetro cuadrado de la realidad que no pertenezca a Cristo, y nos alegramos de ver a más personas intentando trabajar por Su gloria en una esfera distinta de la eclesiástica. En ese espíritu esperamos que instancias como ésta se vayan replicando y madurando».

Cristóbal Cerón
Jonathan Muñoz

Organizadores

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