Estudios Evangélicos

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La humanidad como plaga

«La humanidad es una plaga. Somos parásitos detestables, narcisistas y egoístas. El mundo sería un mejor lugar sin nosotros. Tendría que ser un deber moral quitarse la vida.» Esta frase pertenece a una reciente serie de Netflix llamada “After Life”,[1] y es pronunciada por Tony, un hombre que luego de perder a su esposa producto de un cáncer de mama, abraza una visión de la vida profundamente nihilista[2] (al menos en principio). Ahora bien, lo que me causó curiosidad al ver dicha frase, más allá de la completa desolación que expresa, es la acogida que parece haber tenido entre ciertas personas en redes sociales, ¿por qué una afirmación con tal nivel de desprecio por la humanidad puede llegar a sonar razonable?

Otro hecho aparentemente no relacionado, por estos mismos días, también logró captar mi atención, y fue el discurso pronunciado por Michelle Williams al recibir su premio en la gala de los Globos de oro del presente año, el cual fue una abierta defensa del aborto. Una traducción aproximada de parte de su discurso sería: “…Cuando pones este premio (el golden globe) en las manos de alguien, estas reconociendo las elecciones que ha hecho como actor… pero también estas reconociendo las elecciones que ha hecho como persona… Estoy muy agradecida de poder haber vivido en un momento de nuestra sociedad donde la elección [eufemismo para el aborto] existe… He hecho todo lo posible para vivir una vida creada por mis propias decisiones, y que esta no sea una serie de eventos que simplemente ocurrieron… y no podría haberlo hecho, sin hacer uso del derecho de la mujer a elegir [eufemismo para el aborto], a elegir cuando y con quien tener mis hijos, cuando me he sentido apoyada y capaz de balancear nuestras vidas, sabiendo, como todas las madres saben, que la balanza siempre debe inclinarse, y se inclinará, hacia nuestros hijos”[3]. Básicamente el discurso de Williams apunta a que dicho premio es un reconocimiento a sus elecciones, entre las cuales cuenta, aparentemente, el abortar un hijo. ¿Puede ser que el precio del éxito en la sociedad de nuestros días bien valga el sacrificio de nuestros hijos a “Moloc”?[4]

En época de alerta climática y de encendidos discursos de profetas apocalípticos, el último hecho que vino mostrarme con mayor claridad el Zeitgeist (o espíritu de los tiempos) en que estamos viviendo, fue una reciente noticia sobre el cómo no tener hijos es la “mejor contribución que podemos hacer, en la lucha contra el cambio climático».[5] Esta noticia se basaba en el trabajo de S. Wynes y K. A. Nicholas, especialistas en cambio climático, quienes en 2017 publicaron un estudio[6] (a la fecha, citado 224 veces, de acuerdo con google scholar[7]), en el cual aseguran que cuatro de las acciones con mayor impacto en la reducción anual de emisión personal de CO2, gas de efecto invernadero, son: (i) Tener un hijo menos (58.6 toneladas de CO2 equivalente (tCO2e) por año, considerando países desarrollados); (ii) no utilizar automóvil (2.4 tCO2e por año); (iii) evitar viajar en avión (1.6 tCO2e por año); (iv) tener una dieta vegetariana (0.8 tCO2e por año). Sólo mirando estos números, sin tener en cuenta las limitaciones del método de análisis, ni la cantidad de cosas que se deben haber asumido para llegar a dichos números, parece claro que reducir el número de hijos, o derechamente no tenerlos, como se interpreta la investigación en Multimedios,[5] es la mejor contribución que podemos hacer al medio ambiente (este trabajo toma como referencia una publicación previa,[8] la cual, para llegar a dichos números, considera no sólo la producción de CO2 de dicho “hijo extra”, sino la de todos sus posibles descendientes).

Ahora bien, dada la forma en cómo llegan estos estudios científicos al público no especializado, me pregunto ¿puede el ambientalismo (movimiento político y social centrado en la protección del medio ambiente) llegar a ser parte de una de las caras de un malthusianismo contemporáneo?

En términos muy resumidos, el malthusianismo fue una teoría demográfica, económica, y sociopolítica desarrollada por el clérigo anglicano Thomas Malthus, que propone la necesidad de controlar el crecimiento demográfico, dado que “la capacidad de crecimiento de la población es mayor a su capacidad de producir alimentos” (trampa malthusiana).[9] Las ideas de Malthus tuvieron influencia sobre otras teorías como el darwinismo social (teoría social que defiende la idea de que la selección natural tiene aplicación a comunidades humanas), y posteriormente la eugenesia (serie de creencias y prácticas que buscaba mejorar la calidad genética de la población humana), la cual fue muy popular a principios del siglo XX. Las prácticas eugenésicas en ocasiones tomaron la forma de control demográfico forzado de corte racial.[10] Ahora bien, ¿cómo se relaciona estas teorías (especialmente el malthusianismo), con los párrafos anteriores? Parece ser que la mayoría de las ideologías promovidas activamente en occidente en los últimos años [los diferentes tentáculos de la agenda globalista, dirían algunos], tienen en común su potencial contribución a la disminución de la población a nivel mundial.

Desde cierto feminismo, por ejemplo, la maternidad se ha considerado como un obstáculo en la emancipación de la mujer, por lo que los métodos anticonceptivos, en primera instancia, y posteriormente el aborto, han pasado a ser herramientas fundamentales para su “liberación”. El discurso de Williams,[3] citado más arriba, refleja de manera clara y sin matices esta idea. Y así, por ejemplo, para autoras como Simone de Beauvoir, la maternidad entraría dentro de las funciones de esclavitud que la sociedad patriarcal ha dado a las mujeres, de la cual solo escapa en el momento que pierde toda eficacia, es decir, cuando envejece.[11] Una vez se ha logrado establecer en el pensamiento hegemónico, una idea negativa acerca de la maternidad, y cuando las herramientas para luchar contra ella forman parte del cuerpo legal de una nación, las consecuencias demográficas se hacen evidentes.[12]

La introducción del aborto también da lugar a prácticas abiertamente eugenésicas, como lo ha sido la disminución de los nacimientos de niños con síndrome de Down, en países donde han aumentado las pruebas prenatales de detección de enfermedades genéticas [y de esto he sido testigo, ya que mis dos hijos nacieron en los Estados Unidos, y como parte del protocolo, nos ofrecieron realizarles estas pruebas]; aunque pocos países han estado tan cerca de erradicar estos nacimientos como Islandia.[13] Ahora bien, si la disminución de la taza de natalidad no sólo representa la “liberación” de un número importante de mujeres que no serán sometidas a la “esclavitud” de la maternidad, sino que también es la forma más efectiva de luchar contra el cambio climático;[5, 6, 8, 14] puede ser que el promover relaciones amorosas y modelos de familia que se alejen del modelo heterosexual (en el cual, considerando incluso la reproducción asistida, la probabilidad de procrear es muchísimo mayor), sean igual de beneficioso. Y si como especie somos algo tan detestable para este planeta, está más que justificada la misericordia que se siente por cualquier otra especie que no sea la humana. Si bien esto puede parecer una simplificación extrema de los diferentes movimientos que hoy por hoy representan la hegemonía cultural en occidente, sirve para hacernos una idea de cómo estos pueden estar perfectamente conectados; o al menos para quienes activamente los promueven [y siendo muy pragmáticos] estos movimientos o cosmovisiones, pueden representar una herramienta más que efectiva en el control del crecimiento poblacional.

Ahora, saliendo del factor demográfico, ¿qué impacto tiene esta “cosmovisión hegemónica” [llamaremos así a esta amalgama de ideas que parecen tener en común una baja valoración, o un abierto menosprecio por la vida humana] sobre la búsqueda de propósito y significado? Ya en el siglo pasado el naturalismo[15] se encargó de imponernos la idea de que a nivel de especie, somos una más dentro de las millones que han llegado hasta aquí a través de procesos no guiados y azarosos; y que vivimos en “un pálido punto azul… en una mota de polvo solitaria, envuelta en la gran oscuridad cósmica… sin indicios de que venga ayuda de otro lugar para salvarnos de nosotros mismos”[16]. Si consideramos todo este escenario, el nihilismo de Tony,[1, 2] parece más que justificado. Incluso el mismo apóstol Pablo al considerar una realidad en la cual la resurrección de Cristo, piedra angular de nuestra fe, no se ha llevado a cabo, exclama: “Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados… Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres” (1 Cor. 15:17, 19).

“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” (1 Cor. 15:20). Es en esta declaración sobre la cual construimos el edificio de nuestra fe, es sobre esta verdad que podemos mostrar al mundo una cosmovisión que otorgue propósito y significado a la vida en esta tierra, combatiendo de forma efectiva el nihilismo[2]. Que Cristo haya resucitado, nos muestra que la muerte no es el final, y que aún podemos esperar por Justicia en la vida venidera. Que Cristo haya resucitado, venciendo la muerte, nos demuestra en toda su potencia que aquel Rabí de galilea realmente fue quien dijo ser; esto es, el Dios encarnado, el tabernáculo de Dios en medio de los hombres, el Logos tomando forma de siervo, tomando la forma de la especie que hoy es vista [por algunos] como el “cáncer” del mundo. Que el autor y sustentador de la vida haya venido desde la eternidad y haya entrando en el plano temporal, solo para nacer en esta mota de polvo solitaria[16]; y que el Dios creador haya entrado en la historia humana para restaurar su imagen en quienes somos hechura suya, nos devuelve la dignidad como especie, y dignifica también este perdido rincón del universo en donde Él puso sus ojos. Y si la vida humana tiene tal valor y dignidad ante los ojos de Dios, llegará el día en que aquellos que han segado la vida de millones de inocentes, se presentarán ante el Juez de toda la tierra para dar cuenta de sus actos. Sólo en China, por la política del “hijo único”, los abortos se estiman en 336 millones en los últimos 40 años,[17] lo que equivale a 4 o 5 veces los muertos en la segunda guerra mundial.

Incluso mirándolo de forma desapasionada, creo que tanto el antiguo malthusianismo, como los “malthusianismos contemporáneos”, aún deben aportar mayores pruebas para justificar el control de la natalidad. Las evidencias, al menos en términos económicos, parecen ir en dirección opuesta, dado la serie de problemas que enfrentan sociedades envejecidas en donde la pirámide demográfica se ha invertido, o se invertirá en las próximas décadas.[18] Además, esto contrasta fuertemente con el mandato divino a ser fecundos (Gen. 1:28; 9:1), con la promesa de Dios a Abraham sobre su descendencia, la cual sería incontable (Gen. 22:17), con la idea de los hijos como herencia de Jehová, y el fruto del vientre como algo de gran estima (Sal. 127:3). Finalmente, porque Cristo resucitó, no sólo nosotros, sino que la creación entera aguarda el día en que será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. (Rom. 8:18–23).

Referencias
[1] https://www.youtube.com/watch?v=SIPRRWT_SbQ, min 1:02.
[2] El nihilismo es una corriente filosófica que niega la existencia y el valor de aspectos significativos de la vida. Comúnmente el nihilismo es presentado como nihilismo existencial, el cual afirma que la vida no tiene significado objetivo, propósito, o valor intrínseco. De la misma manera, el nihilismo moral afirma que la moralidad no existe en absoluto.
[3] https://www.youtube.com/watch?v=LRJNl4faTVA
[4] Levítico 18:21; 2a Reyes 23:10; Jeremías 32:35.
[5] “¿Quieres ayudar al cuidado ambiental? NO tener hijos es la mejor contribución; la ciencia lo confirma” https://www.multimedios.com/television/no-tener-hijos-es-la-mejor-contribucion-al-cuidado-ambiental-y-la-ciencia-lo-confirma?fbclid=IwAR38ja3oPL71f-vIpta0eI_rUROANAy3GkTN2R6EHH5mCLBE8ZDbTSv62XI
[6] “The climate mitigation gap: education and government recommendations miss the most effective individual actions”, Environ. Res. Lett. 2017, 12, 074024.
[7]https://scholar.google.cl/scholar?hl=en&as_sdt=0,5&sciodt=0,5&cites=7946872824466679961&scipsc=&q=&scisbd=1
[8] “Reproduction and the carbon legacies of individuals”, Global Enviro. Change 2009, 19, 14–20.
[9] “An Essay on the Principle of Population”, Thomas Robert Malthus, 1798.
[10] “A History of Governmentally Coerced Sterilization: The Plight of the Native American Woman”, Michael Sullivan DeFine, 1997.
[11] “El Segundo Sexo”, Capitulo V: “De la Madurez a la Vejez”, Simone de Beauvoir, p. 331, 1949.
[12] “Qué hay detrás de la «extraordinaria» reducción de las tasas de fecundidad en el mundo (y por qué los expertos no se lo esperaban)” https://www.bbc.com/mundo/noticias-46148571.
[13] “»What kind of society do you want to live in?»: Inside the country where Down syndrome is disappearing” https://www.cbsnews.com/news/down-syndrome-iceland/
[14] “Imágenes de la NASA muestran una disminución en la contaminación de China relacionada con el brote del coronavirus” https://cnnespanol.cnn.com/2020/03/02/imagenes-de-la-nasa-muestran-una-disminucion-en-la-contaminacion-de-china-relacionada-con-el-brote-del-coronavirus/
[15] En filosofía, el naturalismo es la idea o creencia de que, en el mundo sólo operan leyes o fuerzas naturales (en oposición a leyes o fuerzas espirituales o sobrenaturales). Puede ser definido también como la idea o creencia de que nada existe, más allá del mundo natural.
[16] Carl Sagan, “Pale Blue Dot”, 1994. https://www.planetary.org/explore/space-topics/earth/pale-blue-dot.html
[17] “336 million abortions under China’s one-child policy” https://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/asia/china/9933468/336-million-abortions-under-Chinas-one-child-policy.html
[18] “La otra gran AMENAZA a la que se enfrenta CHINA: la política del HIJO ÚNICO” – VisualPolitik. https://www.youtube.com/watch?v=8WVfGbSex4E&t=3s