Estudios Evangélicos

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Presentación del libro «Los argumentos religiosos en el espacio público. Un acercamiento a la filosofía política de Nicholas Wolterstorff», de Gonzalo David.

La tradición neocalvinista como movimiento reformado de origen holandés, impulsado por Abraham Kuyper, Herman Bavinck, Herman Dooyeweerd y D. H. T. Vollenhoven, trató de explicar la visión reformada calvinista en un contexto moderno y de reestructuración nacional, frente a las presiones ideológicas de su época. Este movimiento se explica bajo las consecuencias que causó la irrupción del racionalismo iluminista francés en la sociedad holandesa del siglo XVIII, generando transformaciones en el ambiente intelectual y religioso. Con tal fin, dicha tradición identificaba algunos principios específicos, tales como la gracia común, el mandato cultural y las esferas de soberanía, como parte de la construcción de una cosmovisión cristiana en tanto que respuesta para la sociedad holandesa del siglo XIX.

Es dentro de dicho contexto que sale a la luz la presente obra, dado que Wolterstorff se suscribe a esta tradición. Un ejemplo de esto, es su presentación en el Seminario de Princeton, en el centenario de las Conferencias Stone dictadas por Abraham Kuyper, siendo posteriormente publicada en la obra The Mighty and Almight. Igualmente le fue otorgado el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Libre de Ámsterdam, fundada por Abraham Kuyper y símbolo de la escuela neocalvinista, entre tantas otras relaciones entre su formación con dicha tradición.

El neocalvinismo adopta un especial interés por la teoría política, asumiendo una crítica de los principios de la Modernidad. Wolterstorff, asumiendo esta postura crítica de forma distinta, entiende que es fundamental la posibilidad de la incidencia de la religión en el espacio público. Especialmente, en sus obras cuestiona el desarrollo que tuvo la Modernidad en relación a la posición que le dio a la religión y a las consideraciones morales, creando esferas diferenciadas para la actividad humana y extrayendo de la política las convicciones religiosas.

El desafío que se propone enfrentar el autor es demonstrar el nivel coercitivo del liberalismo de razón pública en perjuicio de las posiciones religiosas, para la defensa de la posibilidad legítima de la utilización de argumentos religiosos en el espacio público. Para esta finalidad el libro se encuentra estructurado en tres partes: i) el trasfondo confesional ii) la tradición neocalvinista de Nicholas Wolterstoff y, finalmente, iii) la propuesta de Nicholas Wolterstoff y la alternativa para una voz pública de las convicciones religiosas.

En el primer capítulo, el autor trata del trasfondo confesional, de tradición presbiteriana, ubicado en el ala calvinista de la reforma protestante del siglo XVI, donde se enmarca la CFW y sus catecismos. En este sentido, se concluye que el ambiente político actual es distinto, pero asume que dichos antecedentes otorgan un marco de referencia para la hipótesis planteada en la presente obra, asumiendo el contenido del documento confesional, pero igualmente destacando la insuficiencia del mismo para resolver el rol del argumento religioso en el espacio público.

En el segundo capítulo, el autor trabaja la tradición a la que pertenece Nicholas Wolterstorff. Partiendo de las concepciones de Guillermo Groen Van Prinsterer, pasando por Abraham Kuyper y la concepción calvinista de la autoridad civil, y finalizando en Herman Dooyeweerd, el autor distingue la concepción de Wolterstoff en relación a la escuela neocalvinista.

El autor, de modo claro, explica que Wolterstorff se enmarca dentro del contexto de una democracia occidental pluralista, donde conviven diversas visiones y posturas, realizando un análisis del estado de la sociedad y buscando dar una respuesta práctica al problema de la convivencia social por la variedad de doctrinas omni-comprehensivas. A diferencia de otros intelectuales neocalvinistas, Wolterstorff comprende los derechos humanos dentro del ejercicio de la voz política que se debe hacer dentro de límites constitucionales y una teoría según la cual la justicia “se basa en última instancia en derechos inherentes”.

Wolterstorff entiende que los seres humanos tienen algunos derechos simplemente en virtud del «valor de los seres de su clase». La explicación de Wolterstorff del valor que fundamenta los derechos humanos es irreductiblemente teísta. Los seres humanos valen porque son amados por el Dios de las escrituras bíblicas, y amado por Dios de una manera bastante específica, en lo que Wolterstorff llama «el modo de apego». Amor como el apego no es un amor que responda a las excelencias del amado; es simplemente el amor que un amante tiene por las cosas y las personas a las que está vinculado.

En el tercer y último capítulo, el autor muy bien asume que Wolterstorff identifica que la democracia liberal está siendo interpretada en los últimos años por el liberalismo de razón pública y explica que este tipo de liberalismo defiende que ante la pluralidad de opiniones que se pueden encontrar en el seno de la sociedad y a la imposibilidad de consenso -y para evitar las opiniones en conflicto en materia legislativa- los individuos deberían dejar de lado su comprensión del bien, tales como las doctrinas omni-comprehensivas religiosas, dado que éstas apelas a una verdad determinada.

Para resolver el dilema, el autor indica que Wolterstorff propone la interpretación de igual voz política de la democracia liberal. Esto sería asumir el igual derecho de los ciudadanos a una completa voz política, para ejercer implícita o explícitamente y con garantías constitucionales. Para él, este igual derecho a una completa voz política reside en el corazón de la democracia liberal y no la razón pública.

Finalmente, todos estos argumentos hacen que el análisis de la obra de Wolterstorff sea actual y adecuado para ofrecer respuestas a la tensión del uso del argumento religioso en el espacio público. La formación del autor nacido en Rancagua, master en Teología de la Faculté de théologie protestante de París (Francia) y doctorando en Filosofía y Teología de la Université Paul Valéry (Francia) y de la Faculté de théologie protestante de Montpellier (Francia), autor de diversas publicaciones científicas y literarias, sostienen las discusiones ofrecidas en la presente obra.

De manera ordenada y fundamentada, el libro que -con mucho honor redacto el presente prefacio- aporta a la cuestión acerca de los argumentos religiosos en el espacio público y, por consiguiente, resulta un aporte valioso para la teoría de la justicia y filosofía política.

*Priscila Machado Martins. Universidad de los Andes. Investigadora visitante de la Université Paris 1 Panthéon Sorbonne y de Sciences Po Paris (Francia).